LIGA FEMENINA
Antonio “Chiqui” Barros: “Todos nos sentimos parte del Método FEB”
11/6/2013 - 8:18 PM
43 años y toda la vida, toda, respirando la esencia del baloncesto. Conversamos con Chiqui Barros, actual entrenador del Bembibre de Liga Femenina, y quien ha conocido todas las competiciones, masculinas y femeninas, de la FEB.
Miguel Panadés / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Sus primeros recuerdos relacionados con el baloncesto surgen de esa imagen de su padre, muchos sábados por la noche, preparando a conciencia el partido del día siguiente. Conserva como tesoros esos papeles manuscritos con dibujos tácticos, frases motivadoras o descripciones del rival en lo que era las primeras “hojas de scounting” que llegaron a sus manos. Chiqui Barros tenía entonces cuatro años… y ya empezaba impregnarse de esa esencia del baloncesto desde la experiencia de un padre que fue jugador, entrenador, directivo, presidente… impulsor del baloncesto en décadas donde no había más fuerza que la de empujar nuestro deporte desde el trabajo silencioso. “Si tengo que nombrar un referente en mi vida como entrenador ese es mi padre, a quien acompañaba de pequeño a los pabellones, a quien veía entrenar, conversar con otros entrenadores, con quien compartía las retransmisiones de ese partido de baloncesto semanal… Él fue quien me contagio la pasión del baloncesto”. Antonio Barrios padre fue cofundador junto a Juan Fernández del histórico OAR - “ambos se jugaron el carnet con el número uno a cara o cruz” -, recuerda Chiqui con una mezcla de nostalgia y agradecimiento, con una enorme admiración por todo lo que fueron capaces de hacer su padre y otros tantos impulsores de ese deporte convertido desde muy joven en una maravillosa obsesión.
“Hay figuras claves, en muchos casos anónimos, en los inicios de todos los jugadores o futuros entrenadores y recuerdo el colegio Tirso de Molina donde estudié la presencia de Evangelino Piñeiro, jugador y entrenador avanzado a su tiempo. Con él recorrí España de punta a punta para asistir a esos clínics que eran acontecimientos imprescindibles en la formación de los entrenadores. Recuerdo que con doce años ya tuve mi primera licencia de cómo entrenador – ¡la conservo! – con quince hice el curso de Primer Nivel, con dieciséis el de Segundo y con dieciocho en Curso Superior, en A Coruña, con Moncho Monsalve de director…”. Relata Chiqui momentos inolvidables de un baloncesto no tan lejano – tres décadas – y lo hace impregnándose de la ilusión de un chaval de menos de veinte años que sentía la protección de otros entrenadores más veteranos y de los que adquiría, en esos debates de siempre, la experiencia imprescindible que le sirvió de base para entregarse a la profesión de Entrenador. “Estudie Derecho y la diplomatura de Empresariales pero tengo aparcados, que no olvidados, ambos títulos desde que con veinticuatro años precisamente un abogado coruñés, Manuel Estévez Mengoti, me ofreciese la oportunidad de entrenar un equipo de la entonces Liga EBA, el Baloncesto Coruña, con quien inicié mi vida de Entrenador profesional. Ahí decidí que quería hacer del trabajo de entrenador la forma de ganarme la vida”.
Desde la temporada 94-95 hasta la 2006-07 Chiqui Barros emprendió esa aventura por el baloncesto de todas las categorías FEB, desde EBA a las ligas Adecco, - Bronce, Plata y Oro -, hasta recibir la llamada de Leopoldo Ibáñez y decidir volver a Ferrol y entrar en un mundo apasionante como es el del baloncesto femenino. “Sentía dudas sobre las diferencias que encontraría pero muy pronto me di cuenta que, salvo matices, estamos hablando sólo de baloncesto. Tras estar en Ferrol José Luis Velasco me ofreció ir a Bembibre e implicarme en un proyecto maravilloso como es el de un club seguido con pasión por toda una comarca. Creo que aceptar ese reto fue la mejor decisión de mi vida y además se cumplió un deseo como era el dirigir al más alto nivel en la categoría donde estuviese”. Y claro, una vez inmerso en ese intenso y triunfante mundo del baloncesto femenino, se entrega al análisis sobre las razones de un éxito deportivo incuestionable más allá de los conocidos problemas coyunturales que afectan también a las estructuras de los clubes. “Que aparezcan tantas y tantas jugadoras jóvenes es responsabilidad de esos miles de entrenadores y directivos anónimos que hacen un trabajo imprescindible en muchos clubes. Que además esas jugadoras sean detectadas y motivadas a seguir progresando y además dispongan de un espacio de desarrollo en unas competiciones, mejores o peores, pero fundamentales, es responsabilidad de una Federación Española que ha creado una estructura fantástica en su Área Deportiva y dedica mucho tiempo y muchos profesionales al seguimiento de esas jugadoras. Creo que todos los que ayudamos a impulsar el baloncesto formamos parte del Método FEB y particularmente, esté o no dentro de esa estructura, me siento orgulloso de poder sentirme integrado e implicado en los éxitos del baloncesto femenino español”.
Con Chiqui Barros y pese a su juventud – 43 años – viajamos a la esencia de un baloncesto con menos recursos tecnológicos pero mucha carga de ilusión. Recuerda sus épocas esperando que llegara al kiosco los ejemplares de Nuevo Basket, insuficientes para todos los enamorados al baloncesto deseosos de impregnarse de contenidos de mucho más difícil acceso que en la actualidad. Recuerda referentes del baloncesto gallego como José Antonio Figueroa – “figura muy influyente para muchos entrenadores” - y se declara contrario a esa diferenciación entre “baloncesto moderno y el de antes”. “El baloncesto no ha cambiado en su esencia de juego y en todo caso el gran salto lo ha dado la defensa por la capacidad de física de los jugadores y jugadoras. Ahora los ataques se enfrentan a defensas más duras y más tácticas pero se siguen aplicando conceptos básicos de siempre”. Podríamos prolongar la conversación durante horas porque estas últimas tres décadas dan para sumergirse en un mar de acontecimientos fundamentales en el desarrollo de nuestro baloncesto actual. Seguramente conocer el pasado, saber de donde venimos, nos ayuda a tener más claro hacia donde vamos. Chiqui Barros tiene interiorizada, desde muy pequeño, la esencia del baloncesto y cuando se expresa no puede evitar evidenciarlo. Representa fielmente esa cadena de experiencias que une el baloncesto entre generaciones.